Por: Santiago Ospina Vera
Madres, hermanos e hijos que han perdieron un ser querido, asisten al Parque monumento donde se encuentran las tumbas de los fallecidos y del sacerdote Tiberio Fernández, todos ellos víctimas de una violencia cruel y arbitraria. Aquí llegan niños que con su inocente sonrisa y esperanza, dan vida a las plegarias por las almas de los que ya se han ido, y para que estos crímenes no queden impunes. Es la conmemoración de la masacre de Trujillo Valle.